Hacia un mapa de nuestras industrias creativas

Publicado originalmente en El Nuevo Día - Edición impresa Lunes, 24 de junio de 2013

Cultura, pág. 52-53

 

Por Ana Teresa Toro

Una de las principales críticas que se le han hecho a las distintas administraciones que ha tenido el país es que siempre han observado el sector cultural como un espacio para subvencionarlo y no para estimular su desarrollo como industria. Se habla de cultura como el espacio lúdico que es, pero muy pocas veces se vincula al plan de desarrollo económico del país.

Y si bien es cierto que un Estado está llamado a atender sus instituciones culturales y su patrimonio, también lo es que si la cultura se continúa viendo como un sector que solo puede subsistir si recibe toda su plataforma de apoyo del Estado, cualquier iniciativa empresarial en esa dirección esta avocada al fracaso.

Aun así, en medio de ese panorama, cada año continua surgiendo diversidad de proyectos que desafían esa realidad. Y con el ánimo de que sean más, el músico, profesor y gestor cultural Javier Hernández se ha dado a la tarea de crear un documento vivo – fruto de su investigación – en el que ha sentado las bases para que se comprenda cuál es el rol de las industrias creativas en Puerto Rico. Preguntas como: ¿Cuántas hay? ¿Cuántos empleos generan? ¿Cuál es su aportación al Producto Interno Bruto?, entre otras, son la base de esta exploración que constituye el primer perfil sobre la economía creativa en Puerto Rico que se realiza a tono con las nuevas tendencias y sobre todo en el contexto global.

Pues, cuando se habla de industrias creativas, hace falta entrar en discusiones como: ¿Cuáles son las profesiones que aplican? ¿Cómo compara nuestra realidad con la de otros países y el modo en que sus gobiernos lo han interpretado? En esa línea, Hernández toma los modelos de Austria, Inglaterra y los estados del sur de Estados Unidos, entre otros. Para la recopilación de la información principal se valió del Censo Económico 2007 de los Estados Unidos y el Country Business Patterns 2011 sobre el total de negocios y empleos, el volumen de negocios y la nómina anual.

Utilizó además como referencia el modelo de industrias creativas que elabora el Informe de Economía Creativa 2010 de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas Sobre Comercio y Desarrollo) y el análisis del informe Creative Industries in the South, que agrupa las industrias creativas en seis subsectores para nueve estados del sur de los Estados Unidos.

Según recopila en su investigación, los datos del  Censo y las clasificaciones dela UNCTAD indican que en Puerto Rico existen 2,355 negocios en las industrias creativas que emplean 18,181 personas. La nómina anual fue equivalente a $564 millones, para un salario promedio de $31,011. El volumen de negocios total de las industrias creativas se estima en $2.37 billones. Esto equivale al 3.61% del PIB, el 1.69% del empleo total, un 3.42% de la nómina total privada y un 5.3% del total de negocios en Puerto Rico. Del total de 2,355 negocios en las industrias creativas, 1,378 (59%) corresponde a la categoría de Creaciones Funcionales, 550 (23%) a Medios, 404 (17%) a las Artes y 23 (1%) en el sector de Patrimonio.

“No había una noción clara de cuántas industrias creativas hay. Es querer decir en términos concretos, aquí hay una actividad económica que se genera en estas industrias. La información estaba ahí, pero no nos habíamos sentado a organizarla y esto es  muy importante porque son herramientas para la toma de decisiones informadas”, expresa Hernández, quien ha publicado el contenido de su investigación en el portal de inversioncultural.com, pues es su interés de que la información se continúe integrando al documento de manera que sea un proyecto vivo.

Más allá de esta investigación, Hernández ha laborado durante años en diversos proyectos culturales. Además de ser músico, fue el administrador durante cuatro años de la Cooperativa de Cantautores, Taller Cé, y trabaja con proyectos exitosos como Abracadabra, Teatro Breve y Cambio en Clave.

Organizar el debate

Con relación a la definición y las profesiones que aplican, el modelo cambia de país en país. Algunos integran áreas como la ingeniería y la joyería, mientras que otros se ciñen a especialidades como el diseño, las artes, los medios, la moda, la arquitectura y el desarrollo tecnológico web, entre otros campos.

“La definición de por sí es bien confusa, pero básicamente se trata de todos aquellos sectores que pueden generar empleos y riqueza a través de propiedad intelectual”, define.

Su intención, además de compartir este conocimiento y ponerlo en función, es que esta información sirva de puente entre los dos mundos que están en tensión en estas industrias. “Están los que vienen del negocio puro y los que vienen de las artes puras. Son roles distintos y pueden encontrarse”, dice sobre el debate que se suscitó en la presentación de su investigación, que contó con los comentarios de los profesores Mareia Quintero y Alfredo Nieves.

Igualmente es un llamado al Gobierno para que, antes de proponer nueva legislación, se tenga un panorama claro del sector y sobre todo de romper con las ideas preconcebidas de que los artistas no saben administrar sus proyectos y no tienen nada que aportar al mundo de los negocios tradicional.”

“Los artistas son emprendedores, tienen todas las características de los empresarios, saben manejar escenarios de incertidumbre, toman decisiones con poca información, saben improvisar, tienen un pensamiento no lineal. Es un conocimiento básico que puede ser muy útil y que podría estar al servicio de empresarios en industrias más tradicionales”, finaliza el estudioso del tema, que mañana parte a Bogotá y a Cali para formar parte del AIMAC – XII Congreso Internacional de Administración del Arte y la Cultura, donde espera entablar lazos colaborativos y nutrirse de los modelos económicos y gubernamentales de otros países en torno a este sector.

 

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